Iagovar - ¿Cómo pueden las empresas afrontar el reto del teletrabajo y la presión internacional sobre los salarios?

¿Cómo pueden las empresas afrontar el reto del teletrabajo y la presión internacional sobre los salarios?

Fuerzas fuera del control de las empresas y el estado español están convirtiendo al teletrabajo en algo cotidiano. ¿Qué retos y soluciones se plantean?

El teletrabajo no es sólo un capricho producto de una situación excepcional. Ha puesto en marcha una serie de dinámicas con las que las empresas españolas van a tener que convivir a la fuerza, entre otras cosas, porque coloca a sus competidoras de países más ricos en una posición de privilegio.

No sólo son fuerzas de mercado las que están afianzando esta situación, sino que el regulador europeo, tanto en lo que afecta directamente al teletrabajo, como en futuras regulaciones en materia de integración fiscal y económica, va a convertir esta práctica en algo cotidiano.

Así pues:

Bien, pero ¿Qué soluciones existen?

Piénsalo bien. El teletrabajo es, para mucha gente, un proxy. Para muchos trabajadores significa alguna de estas cosas.

  1. No quiero vivir en otra ciudad (habitualmente Madrid o Barcelona).
  2. No quiero perder tantas horas yendo y viniendo del trabajo.
  3. No estoy cómodo trabajando en mi oficina.
  4. Quiero libertad para moverme sin necesidad de estar de vacaciones.

El punto 4 no se puede resolver sin teletrabajo. No sé qué subconjunto de trabajadores representará, pero mi intuición, después de leer y escuchar, es que la mayoría de los trabajadores están en los dos primeros puntos, y quizá el tercero.

Es decir, al final, para la mayoría, es una cuestión de tiempo, renta disponible, y comodidad.

Hasta 2021, muchos trabajadores españoles se veían obligados a mudarse a Madrid o Barcelona, ciudades que son tremendamente agresivas con las rentas modales, por el imparable aumento del coste en la ecuación entre tiempo/alquler que dichas rentas se ven obligadas a enfrentar.

Pasados los primeros años, donde esto se puede ver (quizá) compensado por la facilidad para conocer gente y la oferta de ocio, muchos trabajadores sienten que su calidad de vida merma constantemente a pesar de que cobren salarios mayores.

Es por esto que la implantación del teletrabajo produjo enormes flujos de trabajadores de Madrid y Barcelona a otras provincias. Para mucha gente estar en dichas ciudades es simplemente una obligación.

Concretando soluciones

Problemas que se anticipan: La vivienda y la inflación salarial

Aunque no es el lugar de hacer un análisis muy macro de la situación ni de proponer soluciones aquí (sería muy largo), las empresas no viven en el éter.

A nivel material, los trabajadores no necesitan mayores salarios, sino renta disponible. De nada sirve la inflación salarial si esta ni siquiera consigue igualar el aumento del coste de la vida, particularmente los alquileres.

Los problemas asociados al coste de la vida en Madrid y Barcelona se están extendiendo también a otras capitales de provincia, como Valencia, Málaga y A Coruña. Esto se puede observar siguiendo los datos de´los padrones municipales y la evolución de los precios de la vivienda.

Es necesario presionar a la administración para que haga mucho más de lo que está haciendo al respecto. La vivienda es un bien no transable, no se puede mover la oferta de un lado a otro, de manera que el papel de la administración es crucial.

Hay que tener en cuenta que la reducción de la renta disponible vía coste de la vivienda tiene un impacto dramático en todas las demás actividades de la economía. Son las rentas modales las que sostienen la mayor parte del consumo, y una reducción de su renta disponible es inevitablemente una contracción del consumo.

También es necesario recordar que el status exportador de España se mantiene también debido al diferencial salarial (la famosa devaluación interna post-euro), y que dicho status no se sostiene si los salarios se igualan con centroeuropa.

Es por ello que es tan importante remarcar el concepto de renta disponible, y hablar de vivienda, que es el principal detractor de renta.